RESUMEN
El ensayo examina la discrepancia entre el conocimiento disponible sobre hábitos saludables y la adopción real de conductas saludables. A pesar de la abundancia de información sobre alimentación equilibrada, ejercicio y gestión del estrés, persisten las tasas de obesidad y enfermedades relacionadas con el estilo de vida. Se destaca la importancia de factores emocionales y motivacionales en la formación de hábitos saludables, reconociendo que las personas actúan no solo por la razón, sino también por deseos y emociones. Además, se enfoca en la influencia del entorno y la cultura en nuestras decisiones cotidianas. La conclusión subraya que, aunque la razón es esencial, se requiere un enfoque más amplio que aborde las emociones, la motivación y el contexto cultural para promover hábitos saludables de manera efectiva.
ABSTRACT
The paper examines the discrepancy between available knowledge about healthy habits and the actual adoption of healthy behaviors. Despite the abundance of information on balanced eating, exercise and stress management, rates of obesity and lifestyle-related diseases persist. The importance of emotional and motivational factors in the formation of healthy habits is highlighted, recognizing that people act not only by reason, but also by desires and emotions. It also focuses on the influence of the environment and culture on our daily decisions. The conclusion underlines that, although reason is essential, a broader approach that addresses emotions, motivation and cultural context is required to effectively promote healthy habits.
Palabras clave: Razon y conocimiento, hábitos saludables, obesidad y enfermedades relacionadas con el estilo de vida, emociones y motivacion, entorno y cultura, toma de decisiones humanas, educación y conciencia, compromiso emocional y social, conducta saludable
INTRODUCCIÓN
En la búsqueda de una vida saludable, la razón y el conocimiento desempeñan un papel crucial. La información sobre hábitos saludables, dietas equilibradas y ejercicio físico está al alcance de todos en la era de la información. Sin embargo, a pesar de contar con un acceso sin precedentes a datos y hechos científicos, la adquisición de una conducta verdaderamente saludable parece ser un desafío persistente para muchas personas. Este ensayo examinará por qué la razón por sí sola no es suficiente para adquirir una conducta saludable y explorará otros factores que influyen en nuestras decisiones y acciones relacionadas con la salud.
DESARROLLO
Cuando hablamos sobre ña brecha entre el conocimiento y la acción, debemos tener en cuenta que, en la sociedad contemporánea, la información sobre cómo llevar un estilo de vida saludable está al alcance de la mano. La evidencia científica sobre los beneficios de la alimentación equilibrada, la actividad física regular y la gestión del estrés es abrumadora. Sin embargo, a pesar de este conocimiento, las tasas de obesidad, enfermedades relacionadas con el estilo de vida y otras afecciones de salud siguen siendo preocupantemente altas. La obesidad es la acumulación anormal o excesiva de grasa, siendo perjudicial para la salud, (1) aumentando la probabilidad de diabetes, hipertensión, cardiopatía coronaria, accidente cerebrovascular, enfermedad isquémica del corazón, algunos tipos de diabetes, hipertensión arterial, diferentes tipos de cáncer, osteoartritis, osteoporosis, dificultades respiratorias, problemas asociados al aparato locomotor o problemas psicológicos, entre otras patologías. Por el contrario, la actividad física regular ayuda a mantener un cuerpo sano. (2) A nivel mundial, la obesidad casi se ha duplicado desde 1980. En 2014, el 10 % de los hombres y el 14 % de las mujeres de 18 años o más eran obesos. (3) Un punto muy importante a abordar sería la importancia de las emociones y la motivación puesto que las emociones desempeñan un papel fundamental en la formación de hábitos saludables. Las personas tienden a actuar en base a sus deseos y emociones, y no solo en función de la razón. En cuanto a la salud mental se reconoce la influencia de la actividad física, especialmente en la reducción de la ansiedad y el estrés. (4) La motivación, que a menudo proviene de metas personales, valores y necesidades emocionales, es un impulsor importante de la adquisición de comportamientos saludables. (4)Por ejemplo, alguien puede adoptar una dieta más saludable debido a un deseo apasionado de cuidar de su bienestar, más que por la simple lógica de evitar enfermedades El entorno en el que vivimos y la cultura en la que estamos inmersos también influyen en nuestras conductas. Las opciones disponibles, la publicidad, la presión social y la accesibilidad de alimentos saludables o no saludables pueden socavar el poder de la razón. Por ejemplo, si alguien vive en un área donde los alimentos saludables son escasos o caros, puede ser difícil seguir una dieta equilibrada, incluso si se comprende la importancia de hacerlo.
CONCLUSIÓN
Si bien la razón desempeña un papel esencial en la comprensión de la importancia de una conducta saludable, no es suficiente para garantizar que las personas realmente la adquieran. Para promover hábitos saludables, es necesario reconocer y abordar las emociones, la motivación, el entorno y la cultura que influyen en nuestras decisiones cotidianas. La educación y la conciencia son pasos importantes, pero deben ir acompañados de estrategias que tengan en cuenta la complejidad de la toma de decisiones humanas. La salud es un objetivo que trasciende la mera razón y se convierte en un compromiso emocional y social.
Referencias
1. Obesidad y sobrepeso. OMS. 2017.
2. Chacón R ZFCMETMALM. Estudio sobre la aplicabilidad de exergames para la mejora de los índices de obesidad y la imagen corporal en escolares. Revista Iberoamericana de Psicología del Ejercicio y el Deporte. 2016.
3. Informe sobre la situación mundial de las enfermedades no transmisibles. OMS. 2014.
4. Mera MA MSGM. Intervención con actividad físico-recreativa para la ansiedad y la depresión en el adulto mayor. Revista Cubana de Investigaciones Biomédicas. 2018